HUERTA DE GANDÍA


A lo largo de la ruta, atravesamos varios huertos de cultivos, la gran parte de ellos monocultivos que han dado de comer a lo largo de la historia a la población de Gandía. Esta localidad se ve arraigada a la huerta y en su menor medida a la pesca, debido a su escasa industrialización, que hizo que la gente local tuviese un arraigo al campo más importante.

El marjal de Gandia y otras zonas de cultivo de la Safor, tanto en Marxuquera como en Beniarjó o Potries, por ejemplo, son terrenos excelentes para el cultivo de hortalizas por su riqueza en nutrientes, pero la gran mayoría de campos que habitan estas tierras están compuestos, por kilómetros de naranjos, que potencian las cooperativas de la localidad. En el caso del marjal de la Safor, los miles de años de historia y cambios de este paraje han servido para acumular restos marinos -conchas o caracoles- que hacen de este terreno un manantial de nutrientes. La acumulación de tierras en los 'bancales' ha permitido remover terrenos y colocar arriba tierra rica para el cultivo, lo que durante siglos fueron arrozales. La humedad es otro de los factores positivos.